Paola Barroso

Perú
Desde bien pequeña experimenté el rechazo por mis diferencias culturales, diferencias que los “grandes” no son capaces de responder a los más pequeños, donde la sociedad empieza a mono culturizarte y empiezas a olvidar o más bien negar palabras, música, modos de habitar, modos de celebrar en el cual te criaron tus padres, y empiezas a tener miedo de tu origen, ese origen lleno de discriminación donde sólo queda escuchar y callar. Después de un largo tiempo, estudiando Arquitectura, realicé un proyecto en barrio Yungay donde esa realidad negada se abre nuevamente a mis ojos, buscando entender los mecanismo de habitar de comunidades migrantes se creaban espejos en los que proyectaba lo que negaba en mi, mi origen negado. Así, inicio una búsqueda por distintos países de Latinoamérica donde me di cuenta de mi dolor. He buscado abordar maneras de integrar culturas por medio de la arquitectura y urbanismo, investigando sobre las características físicas y funcionales que promueven las relaciones interculturales en el espacio público, actualmente, en mi práctica profesional en la Oficina de Migración de la Municipalidad de Estación Central, trabajé mediante metodologías de diseño colectivo de espacios públicos interculturales, y por medio de participación ciudadana en barrios vulnerables con alta concentración migratoria. Creo profundamente que las nuevas generaciones serán capaces de reconocer y valorar al otro, donde no exista más negación de la identidad por miedo a la discriminación.
CONVIVENCIA EN TRANSICIÓN/

Proyecto que visibiliza y concientiza sobre el aporte de la migración a barrios en transición de la comuna de Estación Central, a partir de la recopilación de testimonios íntimos de experiencias vividas que den cuenta sobre el aporte de la migración, éstos son producidos por los vecinos del lugar y posteriormente expuestos en fachadas en puntos estratégicos del barrio, en gran formato, buscando reconocer y valorar la diversidad cultural en el barrio.
La migración es un fenómeno que produce cambios en el territorio, donde el comportamiento de los nuevos habitantes es el que finalmente cambia la morfología urbana, ya sea de manera temporal o permanente. Es así como en este diálogo se produce la aceptación o el rechazo del otro en sus prácticas que se materializan en el espacio público, de esto dependerá su convivencia barrial. Este proceso que es largo es la imagen viva de una nueva identidad urbana, que no es la mezcla de imaginarios, sino que es la sucesión de intercambios que se visibilizan en lo común.
A partir de estas interacciones cotidianas, se pretende empoderar a sus habitantes desde el potencial de la diversidad para posteriormente continuar con intervenciones desde sus ideas para un posterior trabajo colectivo.